Cuando leemos poesías pensamos que sólo es posible darles vida con la lectura pero no es así. Cuántos cantantes han musicalizado poesías de Neruda, de Benedetti y tantos otros. Así también como tantos compositores han escrito canciones de difusión popular, a veces baladas cuya temática abarca desde la vida en las ciudades y los problemas de los jóvenes hasta preocupaciones del orden social.
Dejo a tu consideración la letra de la poesía canción Septiembre del 88 que compuso Cacho Castaña. ¿Por qué esa canción? Porque siempre me agradó. ¿Por qué? Porque siembra y renueva la esperanza de que cada día que amanece será mejor para todos. Me hace pensar en otro tiempo, por ejemplo en el 24 de marzo de 1976. Un tiempo en el que muchos argentinos crecimos junto a nuestros padres pero otros no pudieron. Algunos de nosotros no sabíamos qué ocurría, percibíamos el miedo, un ingrediente cotidiano en nuestras mesas, tanto que nos pareció normal su existencia. Siempre había que pensar dos o más veces antes de hablar o de objetar algo pero era mejor no hacerlo (así nos aconsejaban los mayores). Sin embargo, el tiempo transcurrió.
En 1983 recuperamos la democracia, una forma de gobierno con aciertos, con errores pero que nos permite, siempre, decir lo que pensamos y disentir. Fue entonces el tiempo de hablar y de objetar pero no estábamos acostumbrados. Fue necesario re-aprender a vivir.
Hoy, 2011, es nuestra obligación ejercitar la memoria por aquellos que no están. No porque no lo deseen, sino porque no se lo han permitido. Es cierto que otros argentinos se marcharon en busca de espacios que les permitiesen vivir sin temores pero llenos de nostalgia y afrontando el desarraigo. ¿Podemos reclamar por eso? Yo creo que es tiempo de:
Dejo a tu consideración la letra de la poesía canción Septiembre del 88 que compuso Cacho Castaña. ¿Por qué esa canción? Porque siempre me agradó. ¿Por qué? Porque siembra y renueva la esperanza de que cada día que amanece será mejor para todos. Me hace pensar en otro tiempo, por ejemplo en el 24 de marzo de 1976. Un tiempo en el que muchos argentinos crecimos junto a nuestros padres pero otros no pudieron. Algunos de nosotros no sabíamos qué ocurría, percibíamos el miedo, un ingrediente cotidiano en nuestras mesas, tanto que nos pareció normal su existencia. Siempre había que pensar dos o más veces antes de hablar o de objetar algo pero era mejor no hacerlo (así nos aconsejaban los mayores). Sin embargo, el tiempo transcurrió.
En 1983 recuperamos la democracia, una forma de gobierno con aciertos, con errores pero que nos permite, siempre, decir lo que pensamos y disentir. Fue entonces el tiempo de hablar y de objetar pero no estábamos acostumbrados. Fue necesario re-aprender a vivir.
Hoy, 2011, es nuestra obligación ejercitar la memoria por aquellos que no están. No porque no lo deseen, sino porque no se lo han permitido. Es cierto que otros argentinos se marcharon en busca de espacios que les permitiesen vivir sin temores pero llenos de nostalgia y afrontando el desarraigo. ¿Podemos reclamar por eso? Yo creo que es tiempo de:
Mirar al pasado para conmemorar
y aprender de lo vivido.
Mirar el presente para apreciarlo
y disfrutar de él
y mirar el futuro
para soñar
con un mejor mañana.
Septiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina. Querido amigo: Recibí tu carta de Italia y me alegra mucho saber que, que todo está bien. Aquí la cosa sigue igual, no es tan transparente. La crisis se pasea por las calles y la tristeza del pueblo es como un barco que no llega a destino. ¡No sé que pasó! ¡No sé cómo fue! Pero no te vuelvas, te diré por qué. Si vieras que triste que está tiene la mirada de los caminantes que ya no caminan. Se muere de pena por tanta mentira, de tanta promesa por nadie cumplida. Si vieras sus calles que tanto reían ya no son las mismas. Si vieras que triste que está tiene la nostalgia de aquellos amantes que nunca se olvidan. La hicieron de goma, parece mentira. La gente se escapa pero no hay salida. Y hasta los gorriones, de tanta tristeza, se fueron de gira. Septiembre de 1988, Buenos Aires, Argentina. Querido amigo: Se me acaba de volcar el mate sobre la carta que te iba mandar. Por eso te vuelvo a escribir. Me alegra mucho saber que te va bien. Aquí la cosa sigue igual. Pero, de una manera u otra, vamos a salir adelante. Hay algo que no se debe perder nunca, y es la esperanza. Si vieras que linda que está tiene la mirada de la primer novia que nunca se olvida. Desde los balcones llueven las glicinas y a pesar de todo, camina y camina. Si vieras de nuevo que linda y que grande que está mi Argentina. Buenos Aires sigue llena de gorriones, hay nuevos poetas que escriben sus tangos y hay nuevos cantores. Y sigue teniendo la vieja locura que al doblar la esquina haya una aventura. Ya ves: sigue viva y, a pesar de todo, llena de ternura. Si acaso te encuentras con otro emigrante decile que vuelva, que pronto seremos mejores que antes. Que todo fue culpa de cuatro atorrantes, que sólo lograron que el pueblo no cante Volvé cuando quieras que juntos podremos salir adelante. Cacho Castaña |
Fuente: musica.com |
muy bonita elección profe, este poema emociona...cariños
ResponderEliminarFelicitaciones por la publicación del poema y la reflexión, muy comentado, ha gustado.
ResponderEliminarA este poema lo recuerdo siempre, particularmente por la reflexión. Siempre que lo leo o escucho me emociono
ResponderEliminarmucho.
A la distancia los mensajes negativos se reciben de una manera distinta, la percepción de cada uno es distinta y termina preocupando, logrando un resultado opuesto al deseado.